¿CIELOS AZULES DURANTE ESTAS JORNADAS, PERO POR QUÉ AZULES?
En la montaña, es siempre una impresión sugestiva la que recibimos en un día sin nubes y con el viento en calma: el color azul del cielo es de una fuerte intensidad y absoluta pureza, durante el invierno casi siempre más fuerte que en el verano. Si descendemos de regreso al valle, aún con buen tiempo y perdurando el brillo del sol, el azul del cielo es mucho más pálido. Y en la ciudad se tiene todavía más a menudo en los días con buen tiempo la impresión de que los colores del cielo son de un tono descolorido blanco azulado o azul grisáceo. Geográficamente hablando, en el sur el cielo no es siempre tan azul como en el norte.
Desde el punto de vista físico, el cielo de color azul viene producido como conjunción de dos factores: la luz solar y la atmósfera. Sin esta última, tendríamos siempre durante el día el cielo de color oscuro, y podríamos ver también las estrellas cerca del Sol. Los rayos solares son dispersados por las moléculas del aire y por las partículas de polvo y gotas de agua presentes en la atmósfera en todas direcciones. ¿Cómo se produce la tonalidad azul? Cuando nuestros ojos captan todos los colores del espectro conjuntamente, tenemos la sensación visual del color blanco. En la atmósfera, los rayos azules, de menor longitud de onda, son los que sufren con mayor notoriedad la dispersión en las moléculas, partículas y gotas de agua, y de ahí que el color del cielo sea azul.
También influyen otros factores de mayor o menos importancia que influyen sobre la intensidad variable de la tonalidad azul: los elementos que enturbian la atmósfera son las partículas de polvo y las gotas de agua. Cuando mayor es su cantidad en el aire más palido es el color azul del cielo.
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